Diario de una rata

 

Me han pedido que escriba este diario. Normalmente no soy muy de escribir, pero bueno, son solo cinco noches. Han sido muy claros en cuanto a esto: solo tengo que empezar a apuntar cuando dan las ocho hasta medianoche. Como si el resto de mi día no tuviese importancia. Y quizás no la tiene, pero ¿por qué estas cuatro horas sí? En fin, pagan bien y si quieren saber cómo me paso cinco noches, ¿quién soy yo para hacer preguntas?

 

Primera noche

Hoy he quedado con mi novia, Irene. Vamos a cenar y despues quiero ir a su casa y preguntar si quiere casarse conmigo. Estamos juntos desde hace cuanto, cuatro años y pico y dicen que casarse es mejor para los impuestos. Prácticamente ya nos pasamos la vida juntos y sé que me va a decir que sí y todo pero la verdad es que estoy bastante nervioso. La última vez que lo estuve tanto fue cuando volví a ver a Cedric por primera vez en dos años. Ahora tengo que irme, hemos quedado a las nueve.

Se ha ido al baño. Entrada: sopa de calabaza. Plato principal: entrecôte. Muy sabroso pero demasiado hecho.

Ahora son casi las doce. Fue un desastre total. Me dijo “por qué no eres más romántico” y “no tienes ni una gota de pasión en las venas”. Me dijo que se está follando al mejor amigo de su hermano, y se fue. Estoy llorando. Las lágrimas manchan el papel. Espero que se pueda leer.

 

Segunda noche

Sobre las ocho estaba esperando el bus para ir a casa de mi amigo Lucas. Tocamos en una banda y mañana tenemos nuestro primer concierto, hoy es el último ensayo.

Ensayo: bien, mañana va a ser lo mejor.

A las 22:45 estaba esperando el bus para ir a casa, pero mi amigo Lucas vive en un barrio un poco chungo y de repente se acercaron cuatro tíos que me robaron la guitarra y el móvil, los muy hijos de puta. Despues de que se fueran, pensando que estarían lo suficientemente lejos, les grité exáctamente eso, pero uno lo oyó y regresó. Me pegó una hostia y cuando empecé a llorar me llamó ‘maricon’ y me metió un dedo por el culo. El cabrón tenía las uñas largas y me di cuenta de que estaba sangrando. Me fui al hospital, nunca se sabe con las heridas, la sangre de desconocidos y el SIDA. Le expliqué a la enfermera lo que había pasado y se echó a reir. El aliento de su risa me atacó la nariz, olía a una mezcla de pedo y paloma muerta. Total, allí tuve que esperar un rato y despues me desinfectaron el culo. Llegué a casa. Me siento violado, por ese dedo de uña larga y por el aliento podrido de la enfermera.

 

Tercera noche

Hoy estoy solo en casa. No me apetece salir. Quiero ver Netflix pero han cortado la conexión, ¿por qué nada nunca funciona en esta casa de mierda? A las 23:30 llega mi madre, Cedric todavía está en el trabajo. Tengo ganas de contarle sobre una chica que conocí ayer. No sé si escribirle o no, así que hablar con mi madre pospone el momento de la decisión. Mientras se lo cuento, noto el moratón en su hombro. Ella ve que lo he visto, rápidamente me pregunta cómo se llama la chica. Creo haberle contestado ‘Irene’ pero no estoy seguro.

 

Cuarta noche

Hoy empiezan las vacaciones. Normalmente a mi madre (a Cedric) no le gusta que mis amigos se queden a dormir en casa, pero hoy mi amigo Lucas sí puede. Jugamos a la Playstation y despues vemos una película de Disney. A las diez mi madre entra para decir que hay que ir a la cama. Estamos en la cama, hablando un rato del nuevo profe que vamos a tener después de las vacaciones y cuando la conversación se acaba, nos abrazamos un poco. Nos acariciamos. Me besó. O le besé yo. Entra Cedric para apagar la luz en mi cuarto y nos ve. Explota. Empieza a gritar y quiero que las ‘maricas’ que oigo sean reales para que tengan alas y se escapen a través de la ventana abierta. Llama a los padres de Lucas y vienen a por él. Cedric me dice que si eso vuelve a pasar, me cortará la polla. No sé lo que es una polla pero espero que Lucas no esté enfadado conmigo y que sigamos siendo amigos en el futuro. Creo que nunca más hablaremos del asunto, pero no sé por qué lo sé.

 

Quinta noche

Estoy intentando recordar lo que he merendado. Solo fue hace tres horas y no me acuerdo. De la comida tampoco. Parece que mi vida solo empieza cuando abro este diario. Lo que pasa antes y despues es vago. O no existe. No sé. Cedric llega a casa, mi madre está cocinando. Arroz con lentejas. Cuando entra en el salón y me ve en el sofá sin hacer nada (él no sabe que estoy cavando en mi memoria para encontrar alguna sugerencia de la merienda de hoy), empieza a gritarme, lo de siempre. Peleamos. Lo de siempre. Mi madre se calla. Lo de siempre. Y de repente le dice a Cedric que me deje en paz. Silencio. ¿Quizás café con leche? La merienda, digo.

Después mi padrastro se quedó callado un rato. Mi madre tenía las mejillas enrojecidas, como si hubiese necesitado toda la sangre en su cuerpo alrededor de su boca para poder decirle estas palabras por primera vez en dieciocho años. Comimos en silencio, arroz con lentejas (un poco soso, creo que por la emoción se le olvidó echar sal). Mi madre tenía un brillo en los ojos que no recuerdo haber visto antes, pero yo ni me acuerdo de cuando fui a mear la última vez así que no soy de fiar. Cedric también lo vio, el brillo, que hizo que el pareciera más opaco, más transparente. Cedric no soporta bien ser la mitad más opaca de la pareja. Intentó apagar el brillo con sus puños. Después con la cintura. Mi madre gritó. Lo de siempre. Cojo el plato y se lo echo a la cara. El cristal se rompe. Cojo un trozo de cristal y le corto la cara. Su sangre se mezcla con el aceite de la cena, tiene arroz en la narriz y en las pestañas. Cojo otro trozo de cristal. Lo quiero matar. Quizás lo he matado, puede ser, no estoy seguro. ¿Galletas? ¿Yogur? O quizás hoy no tomé la merienda.

 

***

 

¿Cree que lo sabe?

  • ¿Que sabe qué?

Que está atrapado en un ciclo eterno de las mismas cinco noches.

  • No debería saberlo, no. Pero eso es lo que estamos averiguando con los diarios. A ver si vemos algo de pensamientos confusos o peor: de sospechas.

¿Y sabe que algunos recuerdos no son suyos?

  • La base de cada recuerdo es suya. Solo hemos insertado o modificado algunos detalles.

Pobrecito.

  • No tenga compasión, señor. Se matriculó voluntariamente y cuando se acabe, le pagaremos bien. Muy bien.

¿Y cuándo se acaba? ¿Cuándo lo sacarán del ciclo?

  • Es la próxima fase. Pero temo que hayan surgido algunas dificultades con el método inicialmente diseñado. Tengo un equipo que lo está solucionando. Seguiremos intentando.

© Merel Van de Casteele



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